Pocas criaturas en la naturaleza poseen esa constancia y tesón propios de los castores, trabajadores incansables que, ramita a ramita, construyen sus presas. Fue sin duda esa conducta la que indujo a Tibor Rado a bautizar con el nombre de «juego del castor laborioso» a cierto problema que plantea la Máquina de Turing.
Sigue leyendo
En los límites de lo calculable: Máquinas de Turing y castores laboriosos
16 respuestas